Lech L’cha – Español
Llevando el pacto hacia adelante
por Rabina Lea Mühlstein (traducción por Renata Steuer)
«El Eterno dijo a Abram: “Vete de tu tierra natal y de la casa de tu padre hacia la tierra que Yo te mostraré. Haré de ti una gran nación, y te bendeciré; engrandeceré tu nombre, y serás una bendición.”» (Génesis 12:1–2)
La parashá Lej Lejá comienza con una llamada audaz: Dios ordena a Abram que abandone su tierra, su familia y la casa de su padre para emprender un viaje hacia lo desconocido. Pero, ¿por qué envía Dios a Abram en esta travesía para llevar la promesa a nuevas tierras?
Según Bereshit Rabbá 38:13, un conocido midrash, el viaje de Lej Lejá comienza cuando Abram desafía las normas impuestas por su padre, Téraj. Encargado de cuidar la tienda de ídolos de su padre, Abram destruye todas las estatuas. Por este acto de desafío se ve obligado a huir, llevando consigo únicamente la promesa de Dios mientras se dirige hacia un destino incierto.
Avivah Gottlieb Zornberg, una estudiosa contemporánea de la Torá, nacida en Escocia e instalada en Israel, observa que el mandato lej lejá —que literalmente significa “ve hacia ti mismo”— no es solo un comando a dejar el hogar, sino también un llamado a arriesgar la propia identidad. Avanzar en el camino implica transformarse, llegar a ser algo nuevo. Esta interpretación conecta el relato bíblico con la experiencia judía posterior: portar la promesa suele exigir poner en riesgo la propia identidad, seguridad y certidumbre para renovar la vida judía.
Muchas generaciones después de Abram, otro judío también fue obligado a abandonar su hogar por rebelarse contra las normas de su tiempo. Aunque Isaac Mayer Wise (1819–1900) es ampliamente reconocido por haber fundado la Union of American Hebrew Congregations (hoy URJ) en 1873, el Hebrew Union College en 1875 y la Central Conference of American Rabbis en 1889, es muy probable que su historia de lej lejá sea poco conocida.
En la Bohemia del siglo XIX, las llamadas “Leyes de las Familias” limitaban el número de judíos que podían casarse cada año, condenando a muchos al celibato o al exilio. El rabí Isaac Weiss, como se le conocía entonces, servía en la localidad de Radnice, donde celebraba matrimonios prohibidos, lo que le valió la persecución. En 1846 se disfrazó, huyó en una carreta y emigró con su familia a Estados Unidos. Al igual que Abram, Wise se negó a aceptar las normas de su tiempo. Partió desde las tierras checas hacia lo desconocido, llevando consigo el pacto para replantarlo al otro lado del océano. Llevó las ideas del judaísmo reformista europeo, que echarían raíces y florecerían en suelo americano.
La historia de persecución del rabino Wise presagió el episodio más oscuro de la historia judía checa. La Shoá devastó una comunidad que antaño había sido vibrante. Cuando los judíos checos comprendieron que corrían un grave peligro, reunieron los rollos de la Torá de todo el país en el Museo Judío de Praga, con la esperanza de que pudieran conservarse. Mientras muchos judíos checos —incluidos los propios conservadores del museo— no regresaron de los campos de concentración, más de 1.500 rollos sobrevivieron.
Cuando los rollos fueron re-descubiertos tras la guerra, una empresa controlada por el gobierno comunista checo contactó con un marchante londinense de arte que solía comprar pinturas en Praga, para preguntarle si estaba interesado en adquirirlos. Este recurrió a Ralph Yablon, quien, en consulta con el rabino Harold Reinhart de la Westminster Synagogue, compró toda la colección. Así nació en Londres el Czech Memorial Scrolls Trust, con el objetivo de restaurar los rollos y distribuirlos entre congregaciones de todo el mundo. Hoy, cientos de sinagogas reformistas en Norteamérica y más allá son guardianas de estos rollos. Cada uno es un superviviente —un fragmento del pacto llevado hacia adelante— que proclama que la Torá sigue hablando incluso después de la devastación. Cada vez que los judíos reformistas abren un rollo checo, sea en Chicago, Toronto o Londres, se reconectan con las ciudades y las voces del judaísmo checo.
Fue precisamente un rollo de la Torá checo el que inspiró al rabino Dr. Andrew Goldstein, de The Ark Synagogue en Londres, a contactar con los pocos judíos que quedaban en la Checoslovaquia de la posguerra. Tras la caída del comunismo en 1989, el Dr. Goldstein se asoció con líderes locales y con la Unión Europea para el Judaísmo Progresista para re-establecer congregaciones en Praga y en otras ciudades, asegurando que la vida judía progresista pudiera volver a echar raíces en suelo checo. Su investigación sobre “Las Ciudades Checas de la Torá” dio voz a las comunidades de las que procedían los rollos, creando lazos duraderos entre los judíos checos y los reformistas de todo el mundo. Hoy, la comunidad progresista checa crece con fuerza y confianza, orgullosa de estar dirigida por el rabino David Maxa, nacido en Checoslovaquia: una señal de que el pacto, antes llevado al extranjero, ha sido replantado en su hogar y está floreciendo.
Desde el viaje de Abram hacia lo desconocido, pasando por la huida de Isaac Mayer Wise desde Radnice, por los rollos que viajaron desde las ciudades checas hasta las congregaciones reformistas del mundo, y por la renovación del judaísmo progresista en tierras checas, la historia de la promesa de Dios nunca ha estado anclada en un solo lugar. Ha sido llevada adelante gracias al coraje, la resiliencia y la fe.
Zornberg nos recuerda que la parashá Lej Lejá trata no solo de dejar el hogar, sino también de arriesgar la propia identidad para llevar el pacto hacia nuevos futuros. Esta parashá nos desafía a preguntarnos qué normas de nuestro tiempo aceptamos aun cuando traicionan nuestra tradición sagrada. Y nos anima a armarnos de valor para emprender el viaje: arriesgar, avanzar y llevar el pacto hacia adelante, para que siga vivo en nuestro tiempo.